Volar en avión se ha convertido en una experiencia compleja por la pandemia viral, ya que hay que llevar mascarilla, certificados médicos y pasar varias horas de controles antes de embarcar en aviones con tripulaciones altamente protegidas. Hay tapabocas, termómetros y muchos controles, pero aspectos como el de las sillas vacías provocan controversia.
«Antes de la pandemia, había que llegar dos horas antes. Ahora hay que llegar al aeropuerto al menos cuatro horas antes», dice Suyanto, un pasajero de un vuelo interno en Indonesia a finales de mayo. Incluso antes de registrarse, tuvo que esperar en varias filas para controles y demostrar que no estaba enfermo de covid-19. «Fue una experiencia más agotadora y más cara». «Con estas reglas estrictas, pienso que la gente se lo va a pensar dos veces antes de viajar», dice este hombre de 40 años que tuvo que pagar dos veces más caro su billete mientras la compañía solo podía llenar la mitad de los aviones.
El sector busca soluciones para reducir los riesgos sanitarios, pero los observadores advierten que el impacto de la pandemia será profundo. «El 11 de septiembre cambió las condiciones para el conjunto del sector en lo tocante a la seguridad», explican los expertos., pero el coronavirus representa un desafío «mucho más profundo (…) y un acontecimiento mundial».
La Agencia de Naciones Unidas para la Aviación Civil (OACI) ha definido las nuevas reglas sanitarias para subirse a un avión, entre ellas, el uso obligatorio de mascarilla, el control de temperatura o la desinfección de las superficies. Por su parte, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), sugiere controles de los pasajeros antes del viaje y quiere restringir el acceso a los aeropuertos a los profesionales y a los viajeros. Los aeropuertos deben facilitar la fluidez de la circulación de los pasajeros, acelerar el embarque y la recuperación del equipaje y «prohibir las filas de espera para el baño» para garantizar la distancia física. «La covid-19 es la mayor perturbación de la historia de la aviación». Y su «recuperación va a ser larga y progresiva», dice la IATA.
El asunto de dejar o no asientos vacíos entre los pasajeros divide al sector. Japan Airlines y Delta adoptaron esta medidas, pero Michael O’Leary, el presidente de la compañía de bajo costo irlandesa Ryanair, considera que es una idea «idiota» que les abocará a la quiebra.
Las nuevas reglas, todavía poco armonizadas, hacen difícil prever vacaciones en el extranjero. Muchos países prohíben la llegada de no residentes o exigen cuarentena. Algunos países que han logrado controlar la propagación del virus, como Australia o Nueva Zelanda, buscan crear «burbujas», acuerdos de reciprocidad, que faciliten los viajes entre zonas seguras.
Frente a este panorama una gran probabilidad es que muchos decidan no viajar por el momento.
Fuente: AFP