Mientras caminamos, una buena práctica es mirar hacia arriba e impactarnos con el espectáculo de cúpulas que podemos encontrar en la Ciudad de Buenos Aires: llenas de historia, arquitectura y detalles que no dejan de maravillarnos. Cada vez atraen a más personas, ya que se ofrecen desde espectáculos de música o teatro hasta diferentes propuestas gastronómicas, pero también es donde la gente vive y trabaja.
El boom de las cúpulas porteñas tuvo lugar entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando Buenos Aires dejaba de ser considerada una gran aldea para aspirar a ser una metrópolis. De esta manera se demostraba el progreso de la burguesía argentina, ya que se utilizaban como un elemento que elevaba el valor de las propiedades. Fue así que las primeras familias más ricas, dueños de hoteles o propietarios de esquinas o mitad de cuadra, vistieron las puntas de los edificios con las increíbles cúpulas. Aunque muchas de ellas no quedaron en pie, sólo en el centro porteño se dice que hay más de 300.
Hay una gran variedad de estilos arquitectónicos, la mayoría fueron construidas en el estilo art-nouveau, que estaba de moda en Europa y rápidamente llegó a Buenos Aires. También se destacaron los estilos modernistas, árabes, españoles y hasta cúpulas con forma de bulbo similar al de las catedrales rusas, como las cinco de la iglesia ortodoxa del barrio de San Telmo.
Entre las cúpulas más reconocidas está la del Congreso de la Nación que con 80 metros de altura, es una de las más grandes de la ciudad; además está revestida en cobre, que en contacto con la atmósfera, adquiere su color verde esmeralda característico. Luego podemos encontrar El Palacio Barolo que fue inaugurado en 1923, existe un edificio idéntico en Uruguay; desde la cúpula podemos apreciar una maravillosa vista panorámica de la ciudad, la cual durante mucho tiempo funcionó como faro y también su luz comunicaba los resultados de los combates de boxeo en los años 20. A una cuadra se encuentran las dos cúpulas gemelas, de color rojizo, en los extremos del edificio “La Inmobiliaria”. Existe también una cúpula que rinde homenaje a Gaudí, la de la ochava de Rivadavia y Ayacucho; tiene más de 950 piezas de vidrio, rematada con una veleta de hierro y en su interior había un gran telescopio.
Un dato para tener en cuenta es el mejor momento para apreciar las cúpulas: en la madrugada, antes y durante la salida del sol, de esta manera las cúpulas muestran colores propios y ajenos que deslumbran a quienes las miran.
Muy cierto! La arquitectura de Buenos Aires es envidiable!