En gran parte de Europa la actividad turística volvió a operar, pero los rebrotes de COVID-19 que afectan a turistas, han llevado al sector a tomar medidas contundentes en un verano que ya se presentaba complicado para el turismo.
Tras detectar contagios en sus instalaciones, y para garantizar la seguridad de los clientes, se ha optado por decisiones categóricas como el cierre de las instalaciones o la suspensión temporal de la actividad, entre otras. Asimismo, la cuarentena obligatoria impuesta a viajeros británicos que regresan de España, provocaron que los turoperadores cancelen sus operaciones.
El primer hotel en cerrar sus puertas tras detectar un brote de coronavirus entre sus trabajadores será el Iberostar Cala Barca, situado en Portopetro (Mallorca). Asimismo, un hostal de Algeciras (Cádiz) tuvo que ser aislado tras detectarse un brote de coronavirus entre sus huéspedes. También se han registrado contagios entre turistas en el crucero MS Roald Amundsen de la compañía naviera noruega Hurtigruten, quien suspendió su operación hasta nueva orden.