Los nuevos casos positivos de COVID-19 en Jamaica alcanzaron un récord esta última semana, llegaron al borde de los 1.000 diarios. Como consecuencia de este tercer pico, el Gobierno de la isla caribeña debió imponer fuertes restricciones y controles a nivel doméstico, e inclusive las autoridades debieron suspender las cirugías no críticas en hospitales públicos.
Como era de esperarse, golpeó fuertemente al turismo, una de las principales actividades económicas del país en plenas negociaciones para el regreso de los cruceros luego de 17 meses. El impacto más certero sobre la actividad fue la decisión del Gobierno del Reino Unido, uno de sus emisores clave, que restringió todo viaje no esencial entre los dos países debido al incremento de casos. Lo que provocó la pérdida inmediata del 25% de las reservas.
Apenas una semana antes, temiendo este desenlace y en el marco de las gestiones con las navieras, el ministro de Turismo de Jamaica, Edmund Barlett, había prometido “tolerancia cero” respecto a las violaciones de los protocolos.