Los hoteles se ofrecen indicando cuantas estrellas tienen, es así como las personas suponen que si pagan un “5 estrellas” estarán pagando lo mejor, en cambio sí pagan un “3 estrellas” no podrán pedir demasiado y es así cuando buscan una relación precio-calidad supuestamente razonable y terminan decidiéndose a comprar un “4 estrellas”, es decir algo “intermedio”.
A decir verdad, la cantidad de estrellas, certificaciones y/o sellos de calidad son otorgados por instituciones, que en la mayoría de los casos no sabemos a qué intereses responden y tampoco podemos verificar la transparencia y solvencia intelectual de las mismas.
Muchas veces hay quienes compran un hotel de 5 estrellas y se encuentran con que no cumplió sus expectativas, o también en otras oportunidades compran un 3 estrellas y descubren que es mejor de lo que pensaban.
Más allá que hay un tema de expectativa, lo que podemos reflexionar es que quizás convenga no evaluar la categoría del hotel por “sus estrellas” sino por la opinión de los usuarios y en lo posible usuarios recientes.