Expectativas y conectividad en Argentina
No tengo dudas de que el valor de nuestras empresas, de nuestras casas, de nuestras tierras, de nuestros bonos, de nuestras confecciones, de nuestros salarios, de nuestras jubilaciones, de nuestros honorarios, está a un precio de oferta. Comparado con el valor de activos similares en los países vecinos, la Argentina está realmente barata, y más aún si comparamos esos precios con los que tenían esos mismos activos en otros momentos. Casi como en un dos por uno en un quiosco de subte. Y lo más doloroso es que, a pesar de ello, nadie invierte ni un centavo. Claudio Zuchovicki. La Nación 29/11/20.
Leía en el portal PanamPost que se aprestan a operar en Colombia, Lufthansa, Jet Smart, GCA empresa del grupo “Avior Airlines”, Volaris, PlusUltra, Ez Air, Ethiopian Airlines, Aerolitoral, Sky Airlines, United Caribbean Airlines (de Curazao-Países Bajos), Mas Air y una aerolínea de transporte de carga.
Es obvio que el holding Avianca, del que no queda mucho, y en trámite en un tribunal de los EEUU, su solicitud de concurso, el famoso Capitulo 11 de la ley de bancarrota, esta avalancha de competidores, en el cabotaje, en el tráfico regional e internacional de largo recorrido, no es precisamente viento de cola, más bien de frente.
En la Argentina ocurre el fenómeno inverso, las líneas aéreas se están yendo, a partir del puntapié inicial de Latam que dejó el cabotaje.
El gobierno con un Ministro de Transporte, que carece de autoridad profesional, ahora parecería que el aeropuerto de El Palomar no tendría mucho sentido, luego de que hace apenas unos días decía lo contrario, lo que podría significar el preanunciado retiro de FlyBondi, que en este momento no tiene ningún avión en el país.
Otras empresas se retiraron del tráfico internacional y las que quedan, en principio, apuntarían a disminuir frecuencias.
Como vemos en esta comparación, en dos países situados en Latinoamérica, Colombia con una geografía escarpada que hace del transporte aéreo una necesidad existencial, y en la Argentina, si bien somos más planos, las distancias lo hacen necesario. Sin embargo, a Colombia llegan y de la Argentina se van.
En este punto viene a cuento el copete tomado de un muy buen artículo, como son en general todos los de Claudio Zuchovicki, que pone de manifiesto que Argentina es un país regalado, por lo barato. Entre líneas dice “estamos en oferta”, pero pese a ello pocos compran, pocos logran vender y nadie invierte. En el barrio diríamos “No le interesamos a nadie”.
Como vemos suena razonable que nuestro transporte aéreo se achique en cantidad, y que precisamente se use el argumento de la conectividad para alimentar a Aerolíneas Argentinas con más subsidios, para facilitar y de hecho abaratar los precios de sus billetes para viajar al exterior. Pienso que si no recibiera subsidios, el precio de sus billetes internacionales se debería multiplicar por la relación entre lo que factura y el dinero que recibe como “aporte de capital”, más o menos debería duplicar su precio con lo cual el mercado la sacaría de circulación en sólo 24 horas.
Como vemos en esta comparación, la “conectividad” es marginal o depende de la calidad y atractivo de los destinos. Lo señala el juego de la oferta y la demanda. Es asi de simple.
Nosotros somos un destino sin demanda pese a que en este momento estamos a precio de regalo, para los que se animen a cambiar las buenas monedas en las famosas cuevas, es decir cruzar la delgada frontera de la legalidad.
Claro, esto es válido sólo para la gente y no para las empresas, ya que éstas salvo casos muy excepcionales pueden operar en la marginalidad, pero más bien sobrefacturando o subfacturando según importen o exporten.
En esta comparación entre Colombia y Argentina sobre la “conectividad”, vemos que ésta es consecuencia de la confiabilidad sobre una racionalidad mínima sobre su funcionamiento institucional.
Por cierto, ninguna de las líneas aéreas que llegarán a Colombia, pueden saber si les irá bien o mal, como tampoco el señor Latam sabe hoy si hizo bien o mal en irse de la Argentina. Tomó una decisión, irse. Con esto quiero destacar el valor de las “expectativas”.
En Colombia, parafraseando a Barak Obama, cuyo libro “La tierra prometida” comencé a leer el viernes, diría que se tuvo en cuenta la “Audacia de la esperanza”. En Argentina impera la audacia de la desesperanza, buscamos subir a cualquier precio al “Arca de Noé”, la (des)esperanza es poder subir para irnos a tiempo.
Aerolíneas Argentina seguirá recibiendo subsidios y pagando los mejores salarios del mercado, por lo menos para sus cúpulas.
La política local no se rinde.
Por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (En un preocupante punto de insignificancia)