Dumping turístico: «cómo se intentará disuadir el turismo emisivo»

Sector Agencias
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A continuación, les queremos compartir un artículo por Luis Alejandro Rizzi, del portal de América, el cual encontramos super interesante y habla sobre “cómo se intentará disuadir el turismo emisivo”

En materia de turismo se apunta a facilitar el turismo interno mediante la nueva edición del programa “Previaje” que reintegra hasta el 50% de lo que se gasta hasta el 31 de diciembre, con un tope de $ 100.000, mil dólares al cambio oficial o poco más de 500 al verdadero. El límite es por persona, no hay tope familiar.

Es obvio que el “Previaje” es un incentivo fuerte para el turismo interno, pero me apuntaba días pasados un experimentado agente que ese beneficio favorece a las clases de mayores ingresos, ya que sin ese beneficio igual viajarían. Es decir, se subsidia al que podría pagar.

El gobierno encontró un modo “legal” de hacer dumping turístico, ya que, en verdad con el nivel de reintegro, recordemos que es por persona, el costo de viajar localmente se puede reducir en más de un 50%, lo que saca de competencia al emisivo.

Para salir del país, aunque se use la tarjeta de crédito, el tipo de cambio actual sería de unos 170 pesos por dólar, aunque una parte del impuesto solidario es deducible, pero según parece poca gente pide la “devolución” porque podría dar lugar a que no se pueda luego justificar “el consumido”.

El otro objetivo es facilitar el receptivo o turismo de exportación.

Para ese fin se diseñarán “facilidades”, pero muchos temen de su efectividad, salvo que en los próximos días se pudiera acreditar que los vacunados con las dos dosis superarán al 50% de la población, lo que haría presumir que para los meses estivales los vacunados superen el 75%.

No sólo se trata de facilidades económicas, sino también de convencer a los eventuales turistas que las posibilidades de contagio son mínimas.

Claro, hay que tener en cuenta que un programa se preparara con tiempo y debe ponerse a la venta con una anticipación de 120 días como mínimo.

Pero acá surge otro problema, y es que muchos prestadores de servicios turísticos aún no tienen tarifario para enero, por lo tanto, es imposible presupuestar.

Tampoco es posible presupuestar en dólares, ya que hay una generada convicción que el tipo de cambio oficial actual será devaluado luego de las elecciones de noviembre.

Los más osados piensan en un tipo de cambio oficial cercano a los $ 135 para fin de año, pero ignoro si se ha podido fijar alguna tarifa con esa relación de cambio ya que implica correr un riesgo cierto, mas allá de que gane o pierda el oficialismo.

No obstante, unos experimentados agentes europeos piensan que el año próximo el turismo argentino se abaratará para los extranjeros, y piensan en programas económicos para segmentos medios. La ecuación sería la de poder armar programas con un mínimo de dos países, una estadía de nueve noches y un costo de no más € 1500/1700 por persona, incluido el aéreo.  Les respondí que todo depende del nivel de la devaluación. Ese paquete se puede financiar en los países de origen a un costo financiero mínimo, por lo menos ahora.

Hay otro motivo de optimismo. Recién pude leer en el “New York Times” (31 de agosto) que: “…la mayoría de los inversores confían en dos cosas: la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés en niveles bajos, posiblemente en los años venideros, y el gobierno federal no será tímido a la hora de gastar mucho para mantener la recuperación.” Obviamente el Banco Central Europeo seguiría en la misma línea.

El mercado del turismo argentino lo estimo en 4 millones de personas tomando en cuenta las encuestas de ingresos que publica el INDEC.

Acá juega otra vez el poder económico de esa minoría que viajará con o sin beneficios o incentivos.

El turista común “clase media típica” no tiene capacidad para viajar al exterior; un dato, el 30% de los condominios o consorcios registran deudas por expensas de un 25 a 30% de los gastos mensuales con lo cual se recargan, aunque sea temporariamente el monto nominal de los que pueden seguir pagando.

Esta vez no se trata tanto de publicidad y beneficios, se trata de hasta donde dan los pocos bolsillos disponibles.

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