De acuerdo con la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), los primeros meses de la pandemia la ocupación hotelera se situó entre un 5 y un 15%; actualmente se encuentra en un 30%.
La AMHM considera esta situación como complicada, dado que la baja ocupación afecta a la operación de los hoteles y aquellos que han podido operar lo han hecho en orden para proteger los empleos de sus trabajadores, asumiendo en muchos casos una reducción de los salarios. De no darse una mejoría, muchos establecimientos no tendrán más opción que cerrar sus puertas.
Debido al tope de ocupación que fijaron las autoridades, hay muchos hoteles que decidieron no abrir hasta el año próximo, dado que los costos de operación no alcanzan a ser cubiertos con una capacidad de huéspedes tan limitada.
La industria hotelera pidió apoyos al gobierno, como el aplazamiento por 6 meses de la declaración anual, acelerar el proceso de devolución de contribuciones, especialmente el impuesto al valor agregado; el establecimiento de estímulos fiscales de forma temporal al empleo y la inversión, así como la suspensión temporal de actos de fiscalización. Sin embargo, sólo se ofreció financiamiento a través de la banca; no obstante, para algunos agremiados a la AMHM eso no es opción, ante el bajo flujo de turistas, sin contar con los requisitos complicados para obtener los préstamos.