Cuando la cadena comercial del turismo se vio paraliza por la pandemia, dejó de funcionar del modo que lo hacía y se vio obligada a modificarse para cumplir con los contratos.
Hoy en día la nueva normalidad es reservar productos y servicios confiando en las “Tarifas flexibles”. La mayor parte de pasajeros que reservaron a partir de junio/julio usaron este sistema.
Los miles de pasajeros varados y viajes reprogramados no dejaron otra opción para las empresas que adoptar este cambio de “los viajes serán flexibles o no serán”
Los turistas quieren viajar, pero ningún pasajero va a reservar un viaje sin una tarifa flexible como garantía, es decir, poder hacer cambios sin costos adicionales en caso de que el contrato no se pueda cumplir por la imposibilidad de cualquiera de las partes.
Se habla de un “turismo de venganza”, esa anhelada explosión de viajes tras tanto encierro. Para eso es necesario esta flexibilidad y garantía además de adaptar precios y disponibilidad, exprimiendo al máximo la tecnología.
Si bien la recuperación es lenta, se puede ver una “luz al final del túnel”. Los viajes juegan un papel fundamental en la vida de las personas y, si bien puede llevar tiempo volver a los niveles de 2019, la gente querrá experimentar el mundo nuevamente.