Con la pandemia de coronavirus aún en curso, se comienza a vislumbrar una nueva tendencia en el turismo: naturaleza y aire libre. Tal es el caso de lo que sucede en España, donde las zonas rurales, la montaña y el norte de España viven una temporada de verano dorada dadas las circunstancias, con ocupaciones que rozan el 100% en muchos lugares.
Por el contrario, destinos del litoral mediterráneo de sol y playa, como Barcelona, sufren actualmente baja demanda donde los hoteles abiertos aún no llegan al 30% de ocupación. Definitivamente, la montaña le está ganando la partida al sol y playa de forma clara en la campaña estival más atípica que se recuerda.
“Estamos muy satisfechos”, dice casi con pudor Ángel Cuevas, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC), una de las comunidades autónomas donde mejor está funcionado la temporada.
Lo mismo ocurre en la zona de Asturias y del Pirineo Catalán. En este último, los campings prevén una ocupación este mes del 80%, las casas rurales de entre el 60% y el 70%, mientras que en los hoteles estará en torno al 80%.
Cifras, que, aunque están por debajo de la temporada pasada, mejoran las registradas en los destinos de la costa mediterránea. Todos los viajeros coinciden en los motivos que explican la delantera del turismo rural: poca masificación, con menos alojamientos y más pequeños, mayor cantidad de espacios naturales de los que disfrutar y escaso peso de los visitantes extranjeros.